jueves, 16 de febrero de 2017

VÍA MARRÓN - BARBADÚN - HORNOS DE CALCINACIÓN

          Esto se está convirtiendo en algo increíble. Cuando pensaba que hoy jueves iba a ser el día idóneo para un placentero y tranquilo paseo por nuestros montes de Hierro; después de saber que Iñaki curra, Txerra no puede apuntarse y Sergio ha salido por la mañana. Cuando casi tengo claro que saldré sólo Ieltzu da señales de vida... Hubo un tiempo en que coincidíamos mucho por las tardes. ¡Genial! Al poco David me llama... "¿que plan tienes?, ¿y si vamos por la Vía Verde y hacemos el río?" Le comento a Ieltzu y te digo, le contesto. Como no puede ser de otra forma Ieltzu acepta la propuesta de David. Quedo con él a las 15.45 horas en Telepizza y a las 16.00 horas con David en Sanfuentes. Me da tiempo a saludar a Iosu que vuelve de meterse su habitual paliza de mediodía mientras espero a Ieltzu.

          Pasa por poco la hora prevista y a un buen ritmo nos acercamos hasta Sanfuentes donde nos espera David. Últimamente está que se sale. Con ganas de innovar, de cambiar, de buscar alternativas, pero sobre todo... ¡de pasarlo estupendamente! Tengo dudas de si la Vía Verde estará completamente despejada. Hace más de dos años que no paso en día laboral por ella y a pesar de las afirmaciones de David... ¡dudo!

Lugar nuevo para Ieltzu y David
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          A un buen ritmo vamos haciendo camino y justo cuando Ieltzu y yo llevamos 45 minutos de pedaleo (David algo menos) nos topamos con los primeros trabajadores que prácticamente bloquea el paso. Afortunadamente justo en ese punto nos desvíamos a la derecha para dejarnos caer vertiginosamente hacia las inmediaciones de la Ferrería del Pobal. Poco antes de alcanzar el Barbadún tomamos una divertidísima senda que dejará a la derecha la Ferrería mencionada y que nos permitirá intentar superar los primeros retos de la jornada.

         El paso de un riachuelo donde hace más o menos 15 días David, Ieltzu e Iñaki echaron pie a tierra supone el primer obstáculo. Hoy lo veo distinto y además Ieltzu y David me explican detalladamente por donde hacer la trazada...

Primer reto de la jornada

Todo técnica... jajajajaja
          Seguido una cuesta con curva a derechas que a mi particularmente me parece imposible y más por donde lo intenta David, que hoy no tiene suerte. Ieltzu y yo somos de la opinión que por el exterior parece más factible... Y allí que se va David a intentarlo por ahí...¡que tío! No desfallece... pero tampoco lo consigue. No es su día. De ahí hasta arriba una complicada pendiente exigente en cuanto a la técnica y a la fuerza que debe emplearse para superar la rampa. 

          Pistas poco transitadas y senderos divertidos nos llevan a transitar por las inmediaciones de una vieja ferrería abandonada por la que en otra época, no hace demasiado tiempo se podía transitar y admirar sus ruinas. Ieltzu y David conocen el entorno y me hacen el grandísimo favor de llevarme hasta allí. A través de un sendero junto al Barbadún, derruído en algún tramo, quizás por las inclemencias del tiempo y las crecidas del río, nos obligan a descender de nuestras monturas y pasar con las bicicletas suspendidas en el vacío un corto trecho. Cuando llegamos a las viejas ruinas el espectáculo es bestial. Un paisaje idílico, alucinante. Un lugar al que no dudaré en traer a todos aquellos que sepan apreciar un sitio único.
Desde arriba parece que caes al vacío

Menos mal que ha pasado Ieltzu por delante

David, el animador 
          Desafortunadamente las fotos no hacen justicia al paisaje, algo que por habitual no deja de resultar desalentador. Ieltzu y David me indican que la pista sale a la carretera de Sopuerta, que no hay nada más interesante que ver hacia allí. Otra vez un día normal se convierte en especial con algo tan sencillo como una bizi y una inmejorable compañía. Las posibilidades son infinitas, la bizi es sinónimo de libertad.
Entorno de Ferrería abandonada.

Pena que no se aprecien los matices del río

Siempre hay lugar para las fotos
          Volvemos a retomar el itinerario anterior sin volver a pasar por el angosto camino y seguimos pedaleando hacia el Arenao. Tantas veces pasando por la Vía Verde e ignorando que esta maravilla estuviese aquí. Tengo decidido convertir esta variante en ruta habitual en mis incursiones en la Vía Verde. Merece la pena. Sin duda.

          Casi 19 kilómetros después nos presentamos en el Arenao. Es momento de decidir si continuar o dar la vuelta. El único que al parecer tenía relativa prisa soy yo pero estoy disfrutando tanto que no dudo en tensar la cuerda y proponer continuar hasta El Castaño, en Sopuerta. SE nos va de hora, dice David. ¡que va! le respondo, 20 minutos ida y vuelta... 

          Cruzamos las obras que se encuentran junto al puente de madera que cruza la carretera de Sopuerta y debemos detenernos para permitir el paso de un camión de extracción de madera. Reanudamos nuestra andadura sin dilación y a un buen ritmo. Una hora y 35 minutos de pedaleo efectivo después, poco más de 21 kilómetros de recorrido llegamos al parque que se encuentra a la entrada del barrio de El Castaño. David comenta que ha oído hablar de unos vestigios mineros por la derecha. Le comento que en 5 minutos llegamos. No les doy apenas opción a negarse y tomamos la pista embarradísima que nos llevará en 9 minutos (tenías razón Ieltzu) hasta los Hornos de Calcinación donde no podemos dejar de para para obtener las siguientes instantáneas.

En los hornos de calcinación, total... ¡están ahí al lado!

Dos grandes... ¡los hornos! jajajajaja

          Toca regresar y apretar el culo. Mis cálculos demasiado optimistas no se los creía nadie (yo tampoco) y nos toca darle duro. Menos mal que el terreno nos favorece y después de repostar líquidos en el parque anteriormente mencionado, pedaleamos endemoniadamente hacia el Arenao. En las zonas de obras me siento incómodo. Me da la sensación que molestamos. Aunque en todo momento extremamos las precauciones  no puedo evitar pensar que "jodemos" a la gente que allí está currando. Hasta en cuatro puntos debemos pararnos a esperar que los maquinistas correspondientes nos vean para seguidamente darnos paso y poder continuar nuestro camino.

          Entre el Arenao y La Aceña, como he comentado en multitud de ocasiones se encuentra uno de los tramos más "auténticos" del recorrido. Integrados completamente en la naturaleza la "prisa" que llevamos hace que en esta ocasión el disfrute visual sea menor. Cuando estamos a punto de llegar al pequeño túnel que pasa bajo la carretera de Galdames para darnos el último calentón antes de llegar a La Aceña, la siempre inagotable "cabeza" de David propone el siguiente reto. En vez de pasar bajo la carretera, tomar un atajo que nos sitúa en un repecho de unos 5 metros en la carretera antes mencionada. En un primer intento ninguno de los tres somos capaces de superarlo. Por supuesto esto no puede quedar así para David que ha estado a puntito de lograrlo. Vuelta para atrás y segundo y tercer intento seguido... jajajajaja. No es el día de David. Cuando vamos ya a continuar Ieltzu que ha estado calladito dice que lo intenta él. Y utilizando otra táctica completamente distinta tanto a David como a mí... logra superar el reto. Acabamos de vivir uno de esos momentos distintos a los que somos incapaces de resistirnos aunque vayamos con retraso. Reanudamos nuestro pedaleo atravesando la carretera de galdames y ascendiendo a La aceña, y de aquí... ¡caña de nuevo!

          Es un alivio llegar al punto en que en la ida abandonamos la Vía Verde ya que sabemos que ahí se acaban las incomodidades para circular y se elimina la posibilidad de encontrarnos con maquinaria pesada. Ahora podemos darle duro y de hecho mantenemos una intensidad de pedaleo bastante elevada. Ieltzu hace algún comentario en que pone de manifiesto mis escasos progresos en el manejo de la cadencia. Bromeamos al respecto durante unos minutos y me doy por vencido.... ¡valeee, tenéis razón!

          Cuando llegamos a Sanfuentes a lavar las burras, los dos lavacoches más cercanos a la carretera están ocupados y nos dirigimos a los de atrás. Tremendo error. Incapaces de lavar dos bicis con dos euros debemos recurrir a David que ha decidido volver a esperar a que los mencionados lavacoches queden libres. Aprovechamos el euro invertido por él y le sableamos otro más para terminar de poner decentes nuestras bizis, ... ¡que desastre!

          Nos despedimos de David y emprendemos un rapidísimo descenso hacia Trapaga. La noche trata de alcanzarnos pero somos capaces de escapar a su embrujo y llegar a casa cuando aún no ha anochecido. ¡que día! ¡quien me iba a decir a mi que me lo iba a pasar entre semana mejor que los findes! Un día especial una vez más, un día... GOZATZEN!!!!!!!!!!