Llevamos tiempo esperando poder hacer Arrate y yo un paseo en bicicleta. Varios días en los que habiendo estado a punto de ir, en el último instante, casi siempre por el tiempo, no hemos podido realizarlo. Decidimos coger la furgo y acercarnos hasta la subida a la Asturiana para desde allí dirigirnos hasta La Aceña. En una improvisación de última hora decido llevar a Lur. Me equivoqué. Ni Arrate tiene ya 5 años ni Lur la agilidad para seguirnos con la bici. Aprendo la lección con vistas a la próxima salida. Ésta no puede ser la última.
Sacamos las bicis de la furgo, cogemos a Lur que está totalmente muerta de impaciencia y se me olvida poner en marcha el Gps, por lo que volvemos a detenernos nada más iniciada la marcha. Arrate va con una bici prestada, la suya está en Noja. Como le guste vamos a tener que traer y llevar las dos bicis, la suya y la mía. El paseo es realmente agradable y en cuanto comenzamos a pedalear me doy cuenta de lo comentado anteriormente, Arrate no tiene 5 años, ya es capaz de mantener un ritmo sostenido. Lur acabará pagandolo, y si su comienzo ha sido pletórico y lleno de vitalidad y energía, poco a poco irá decayendo hasta mantener un trote digno si no fuese por la longitud de su lengua que parece que va a tocar el suelo. Además en cada parada que hagamos, bien para beber agua o para sacar fotos, Lur no perderá la ocasión para tumbarse y descansar un ratito.
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Se ve que la bici le queda un poco grande pero ... ¡cómo la manejaba! |
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El comienzo siempre es lo más difícil |
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Impaciente, no puede estarse quieta. |
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Ah! Era para la foto. |
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Area de descanso. Lo raro es que Lur esté de pié |
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No paraba ni un momento |
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Punto intermedio de la ruta. Como ha sido ida y vuelta, este es el punto más lejano que alcancemos. |
En cada punto kilométrico parábamos a sacar foto y a leer los fragmentos de poemas.