sábado, 20 de julio de 2024

LA TRANSCANTÁBRICA 2024 (Crónica de Pedro)

 Viernes 19 de julio de 2024, por fin ha llegado la víspera de La Transcantábrica (de aquí en adelante, TRC). Es una marcha de carretera que se celebra en Reinosa y que cumple su 8ª edición. Para mí, será la primera participación. Otros años este mismo fin de semana he participado en La Indurain, pero desde 2021 que completé el recorrido largo no he vuelto a ir. En su lugar, me estreno en esta marcha “al lado de casa” con un único recorrido de 176km y unos 2800+ de desnivel, según dónde mires el track.

El mismo viernes a la mañana, me llaman del hotel para confirmar la hora de llegada y me indican que podré guardar la bicicleta en la habitación. La persona al otro lado del teléfono me comenta que hay más clientes que llevan la bicicleta al hotel y me pregunta por curiosidad qué se celebra. Pongo rumbo hacia allí y me lleva unas 2 horas, contando que es viernes de verano por la tarde hay una caravana de coches ya por Ugaldebieta, por suerte a partir de Castro-Urdiales se alivia bastante la cosa (creo que mucha gente iba allí al festival Sonórica). 

Nada más llegar a Reinosa, voy al punto de recogida de dorsales antes de ir al hotel. Me dan la bolsa del corredor, veo que hay un puesto de “merchandising” con maillots de otras ediciones de la TRC, incluso algún maillot suelto de la Bezana Gran Fondo (son los mismos organizadores). Veo que venden calcetines, así que miro algunos que me gusten ya que tienen 3x2, me llevo 3 pares (uno de ellos son los calcetines a juego con el maillot que regalan con la inscripción).

ENLACE AL TRACK

Me dirijo al hotel y aparco en la calle haciendo esquina, voy a hacer el checkin al hotel antes de subir la bicicleta. Me comenta que lo único el desayuno, que lo tenía incluido con la reserva, es a partir de las 8h, pero la marcha empieza justo a esa hora así que el desayuno lo pierdo. Iré más tarde a un supermercado a pillar algo para desayunar al día siguiente. Subo la bicicleta a la habitación, me preparo a poner el dorsal y siguiente sorpresa… Las bridas que vienen en la bolsa del corredor no tienen la longitud suficiente para agarrar el manillar por completo, así que busco una ferretería a ver si puedo agenciarme un par de bridas. Llevo el dorsal para que vea el tamaño de los agujeros, y como no tiene bridas de ese diámetro se ofrece a hacer un agujero más grande en el dorsal para que las bridas entren. Le pido que me cobre las bridas y me dice que me las regala, pero con la condición de que termine la marcha.

Paso por un super para agenciarme algo para desayunar al día siguiente, tengo todo listo menos el café, que espero encontrar algo abierto por la mañana. Tras dejar el dorsal colocado salgo a buscar un sitio para cenar, dar una vuelta por el pueblo y pronto al hotel a dormir, que las 6:30h dan pronto. Como en casi todas las marchas en las que hago noche la víspera, duermo fatal y no soy consciente de a qué hora me he dormido “Voy a pedalear más horas de las que he dormido”.

Me despierto antes de la hora, voy preparando el desayuno y para las 7:15h ya estoy saliendo del hotel y haciendo el checkout (no pregunté por la posibilidad de ducharme, pero si no adelantaron siquiera la hora del desayuno, como para pedirles ese favor…) Me dirijo al coche a dejar la maleta y a por el casco, las zapatillas y el avituallamiento para la marcha, hincho las ruedas y voy hacia la salida, en la plaza del Ayuntamiento. Hace 18º y he elegido ir de corto entero, en teoría las máximas previstas son de 22º y nublado. Por si acaso me he echado crema que luego los brazos parecen una tarrina de sabores (chocolate -moreno-, fresa -quemadura- y vainilla -no le ha dado el sol-).

Veo un bar abierto con varios ciclistas en la terraza, justo en la entrada a la Plaza del Ayuntamiento. Esta va a ser la mía. Pido un café americano el cuál entra muy bien. Son las 7:45 cuando estoy ya en la zona de salida. Mando Whats a familiares y allegados con selfie de rigor. Veo a un fotógrafo, supongo de la organización y me apunta con la cámara, sonrío. 

 

La parilla de salida empieza a estar bastante llena, son más de las 8h y todavía no hemos empezado… el corte de cinta se retrasa unos minutos y a las 8:07h sería cuando pulsé el botón de Inicio del Garmin. Por delante, una bonita jornada de cicloturismo. Los primeros kilómetros vamos rodando en pelotón, neutralizados. Me da la sensación de que vamos muy despacio (media 25), hay gente con prisas adelantando por el carril de la izquierda y las motos enlace enseguida van echando a la gente al carril derecho.

Apenas llevamos 10 kilómetros de marcha cuando empieza el primer puerto del día, unos 13kms hasta el Alto de Brañosera, el pelotón se va estirando… Un poco más de la mitad del puerto, aparece el cartel indicando que entramos en la provincia de Palencia. En uno de los descansillos veo y saludo a Agustín, de Topsport Roubaix, el cuál es un viejo conocido de otras marchas de Cantabria en las que hemos coincidido (lo que hace ir vestido de BTTANDO a las marchas con la equipación rosa )

Coronamos el primer puerto, hay gente de la organización recomendando que bebamos mucho. Apenas 8 km desde que coronamos este Alto de Brañosera, empieza la segunda dificultad del día (Alto del Valle de Santullán), cuando llegamos arriba llevamos 35km con 800 de desnivel, de momento estoy bien, ahora viene terreno favorable, unos 10km picando a favor con algún pequeño repecho entre medias. 

Salimos a una carretera que nos lleva a Cervera de Pisuerga, hay arcén amplio y los coches vienen a 80 o así, la carretera pica un poco hacia arriba pero junto a otro participante de la marcha, nos vamos dando relevos hasta que cruzamos Cervera y nada más salir del pueblo, comienza al tercer puerto del día (-Alto de las Matas- 3,23km al 4,7%). Están asfaltando / renovando esta carretera que sale de Cervera, es la que se dirige hacia Cantabria de nuevo, pasando por Piedrasluengas. En esta ascensión, me coge otro participante con el que voy entablando conversación a medida que se suceden los kilómetros. Iríamos juntos hasta el avituallamiento situado en el km 70, en la localidad de San Salvador de Cantamuda. Aquí se nota que sopla Norte (en contra).

En el avituallamiento recargamos agua, comemos y salimos algunos en grupo para hacer la subida de Piedrasluengas por su cara más corta, aunque como he comentado la carretera va picando en ciertos momentos hace que tenga que quitar el plato para no gastar balas de más. Las vistas en la cima las conozco -espectaculares- porque tanto Fernan como Alan alguna vez han estado por aquí y han colgado alguna foto. Comienza la bajada hasta Puentenansa, unos 38km en los que hay que dar pedales (salvo los 4 kms del Embalse de la Cohilla) y más con viento en contra).

En los kilómetros finales de la bajada vuelvo a alcanzar a la gente con la que había hecho la subida a Piedrasluengas, por aquí ha subido bastante la temperatura y aún nos quedan Carmona y Palombera. Giramos a derecha y comenzamos la subida a Carmona y veo que a un participante le ha venido la familia a buscar a una gasolinera. Llevamos 120 km y 1300+, quedan 55km y unos 1400+ por subir… paciencia.

Subiendo Carmona se disparan las alarmas, unos cuantos participantes a la sombra esperando la furgoneta, empieza a apretar bien el calor, 36º veo en el Garmin (aunque lo llevo sin funda, puede que sea alguno menos, pero la sensación de calor sofocante empieza a notarse).

A falta de 1 o 2 km para coronar Carmona, una nube negra se ha colocado estratégicamente cubriendo el Sol y desaparece la sensación de sofoco, aunque he ido bebiendo agua cada 5 minutos. Llegamos arriba y hay avituallamiento, juraría que en el rutómetro este avituallamiento no figuraba, pero me viene de perlas. Recargo agua, hay participantes pensando en abandonar, justo sube uno a fuego quejándose a la organización de que ha estado hora y media esperando al coche escoba abajo y no ha venido nadie a por él (tan mal no estaría cuando ha subido casi esprintando).

Respondo los WhatsApps pendientes, aviso a Fernan de que estoy ya por Carmona y que me dirijo a hacer la bajada hacia el Valle de Cabuérniga para enfilar la última subida del día. 5 km de bajada y ya estamos en la carretera que se dirige de nuevo a Reinosa. “Reinosa 39” reza una señal. Pienso en mi cabeza, a media 20 son 2 horas… pero no tengo claro que vaya ser a media 20, ya el puerto son 22 km y yo soy más un Cavendish que un Pogačar.

Empieza el Alto de Palombera, con una pequeña subida desde donde está el desvío a Bárcena Mayor (si no habéis ido, visita obligada). Sé que había otro avituallamiento en algún punto de la ascensión, pero no recuerdo en cuál. Llevo agua en los dos bidones, por suerte la temperatura ha bajado bastante situándose en unos más que agradables 21º, con el cielo totalmente cubierto. No hay cobertura móvil, lo sé porque no tengo datos en el reloj de la bomba de insulina, por lo que cada cierto tiempo paro o miro de reojo en la riñonera a ver cómo va la cosa, porque no quiero que me dé el bajón de azúcar. Me tomé un gel arriba en Carmona, pero si veo que la cosa se pone mal, tengo más.

A falta de 11 km para acabar Carmona, veo que está el avituallamiento que echaba de menos. Paro a recargar agua y veo en la bomba que estoy bien de azúcar, pero viendo que tenían bizcocho de chocolate no me resisto a no probarlo. Hasta este punto no me he encontrado con ningún ciclista de la marcha, pero sí a unos cuantos bajando de Palombera. Pienso si todos los que venían detrás de mí en Carmona habrán abandonado, cuando veo llegar a 3 más al avituallamiento. Haríamos juntos los últimos kilómetros de la ascensión, en esas nos adelanta la ambulancia y el coche de la organización ambos con las luces encendidas. “Hay overbooking de abandonos” comentamos. 

A falta de 5 km desaparecen las sombras y el arbolado y volvemos a carretera abierta, por suerte al estar nublado no hay problema. A uno de los que viene haciendo la subida le empiezan a dar calambres a falta de 1 kilómetro y me quedo con él, pese a que me decía que siguiera. Los otros 2, al ser del mismo club, suben juntos… Justo en esas vuelve a pasar, pero en sentido inverso el coche escoba, pero no se detiene junto a nosotros, por lo que deducimos que hay todavía participantes en la parte baja del puerto…

Por fin se ve al fondo el fin de la carretera y sí… Palombera coronado.

Quedan 16 km a meta, ya con terreno favorable. Antes de que el hombre de los calambres y yo reanudemos la marcha, llega una furgoneta de la organización y se ofrece a ponernos una “liebre” para llegar a Reinosa. Le decimos que ya para lo que queda, lo hacemos del tirón y que nos vemos en meta.

Tardo menos de media hora en hacer los 16km y llego a meta, ya tienen la fiesta montada y según llego, aplausos de la organización y del resto de participantes presentes que ya están cerveza en mano. Viene un chavalín a darme la medalla “Finisher”.

Voy a la carpa de meta a coger un poco de agua y me dan no una, sino dos ensaladas de pasta, porque me dicen que van a sobrar y se van a tirar. Me preguntan desde la organización qué tal fue, les digo que bien, que es mi primera participación y que hemos llegado. Hablamos del calor infernal subiendo Carmona pero del alivio subiendo Palombera.

Me como las dos ensaladas de pasta y aviso de que he llegado. Aprovecho para estirar, que luego siempre se me olvida. Antes de marchar, voy a despedirme de los miembros de la organización y a darles las gracias. Una marcha bien organizada, dura sin llegar a ser criminal, y por unos paisajes preciosos. Quién sabe si repetiremos el año que viene (se admite compañía).