domingo, 19 de marzo de 2023

BILBAO - BILBAO 2023 (con principio y fin en Trapaga)

          Otro año más la fiesta de la bizikleta se celebra en Bilbao. Coincidiendo con la festividad del día del padre, nos disponemos a disfrutar de un estupendo día de bizi. Desafortunadamente las previsiones meteorológicas no son nada halagüeñas. Esto hace que seamos muy poquitos los que nos atrevamos a participar en esta edición. Inicialmente quedamos Ángel, Raúl y yo a las 7.45 horas en la esquina del Bar La Terraza. Álex se decide a última hora a acompañarnos desde Trapaga. Oskar nos avisa que va más tarde, por su cuenta, que intentará cogernos antes de llegar al avituallamiento. El Marqués no quiere saber nada de nosotros y decide tomar parte en la marcha en compañía de Eneko y alguno más, alegando no se que historias de que no está en forma o alguna chorrada parecida. 

          Soy el último de los cuatro que llega al lugar de la kdada. De seguido iniciamos la aproximación a Bilbao. Quitasalpicaduras instalado en el sillín consigue que llegue con el culo seco a Bilbao. El Olaveaga sale a nuestro encuentro Fernan, con su BTT, no ha podido resistir la tentación de acercarse a saludar. 


       Andamos justos de tiempo para salir en el cajón de las 8.15 horas. Nos despedimos de Fernan despues de las correspondientes fotografías y nos disponemos a comenzar la marcha. La experiencia del año anterior en la que nos cortaron la salida de las 8.00 horas por no llegar a tiempo (a todos menos a Raúl) nos gustó tanto que decidimos salir en este cajón. Por poco, somos los últimos del pelotón, pero lo conseguimos. La lluvia hasta ahora nos respeta. 

          La sensación este año es distinta. El hecho de salir al final de un grupo hace que el ritmo sea casi tan lento como saliendo a las 8.00 horas. En fin, no queda más que armarse de paciencia y pedalear a ritmo cansino hasta que la ruta nos permita rodar al que, consideramos, es nuestro ritmo. 








                    El fácil pedaleo llaneando por la fresca ribera del Nervión haciendo algún que otro bucle nos sitúan Las Arenas sin apenas darnos cuenta. Atras hemos dejado los últimos rescoldos de fiestas de Deusto e infinidad de pinchazos que no dejan de causar estupor entre nosotros. Ninguno recordamos tal magnitud de pinchazos en los kilómetros iniciales en nuestras participaciones de años anteriores. 

        





         Unas veces unos por delante, otras veces otros. Me resulta extremadamente complicado mirar para atrás tal es la concentración de ciclistas en tan poco espacio. Intento alegrar un poco el ritmo preocupado por llegar a una hora digna a Bilbao. De todos los años en los que he tomado parte en esta marcha y exceptuando el primero, nunca he llegado con tan pocos kilómetros y tan flojo. Así que si no aprieto un poco en terreno favorable, ¿Cuándo lo voy a hacer?


   
       Seguimos rodando los cuatro más o menos juntos. Creo que es en el repecho que cruzando Sopela atraviesa las vías del metro donde se queda Alex. A pesar de que a partir de ahí no apretamos, no recuerdo haberle visto después. 

          Llegamos a la rotonda de Barrika y de ahí emprendemos un delicado descenso, por la lluvia y por la cantidad de bizis, hacia Plentzia. Intentamos rebasar los ciclistas que nos parecen lentos y permitimos que nos rebasen los que llevan un ritmo decididamente superior al nuestro. 

          Uno de los principales peligros de esta marcha son los adelantamientos  de los más rápidos a los más lentos, no siempre escogiendo los lugares más adecuados para ello...

          Atravesamos el puente de Plentzia y veo al Marqués a la derecha, ha bajado de su bizi para... ¡que raro! Pero si aquí no hay posibilidad de tomar café... jajajajajaja Le pego un grito para saludarle y comenzamos a ascender la conocidísima cota de Andraka. Más tarde me contaría Oskar que él alcanzó a Iñaki al inicio de esta subida, y que pasó a Alex un poco más adelante. En ese mismo instante estaba yo pensando en la dificultad de coincidir con Oskar si no nos alcanzaba antes del avituallamiento. 

          La mañana está fresca. Ángel aprovechando la ventaja que nos saca subiendo Andraka aprovecha para quitarse el txubas. En el descenso él también constata la fría mañana. Afortunadamente nos sigue respetando el agua. 30 km de la marcha recorridos. Ya queda menos. 



          Acaba el descenso de Andraka y giramos a la derecha para iniciar la aproximación en ligero ascenso a Unbe. Yo creo que aún sin llegar a las inmediaciones del Castillo de Butrón escucho: " Vamos, vamos,.." Ya está ahí, me digo. Sigo sin mirar para atrás ni aunque me maten. Al poco se pone a mi altura Oskar. Ha salido de Trapaga 20 minutos más tarde que nosotros. Creo recordar que me dijo que la media que llevaba cuando nos cogió era de 28,9 km/h. Está muy fuerte. Aunque siempre se esté quejando...  "Ya pensaba que no os alcanzaba para subir Unbe juntos", me dice. Y es que sabe que me encanta apretar en esa subida. Este año no será asi. Mi lamentable estado de forma no permite alegrías que luego pueda pagar después. Y aunque incrementamos el ritmo, ni de lejos comparado con algún año anterior.





          Como no puede ser de otra forma, del grupo de cuatro yo soy el más lento. El resto levanta el pié en las subidas para que pueda llegar. Reagrupamiento en el alto de Unbe y nos dejamos caer hasta la rotonda de Asua. Y aquí nos detenemos para permitir agilizar un poco el tráfico que una marcha como la nuestra tanto daño hace. Nos encontramos en el km 50 aproximadamente. En breve, en Zamudio, el avituallamiento. 

          En menos de 10 km llegamos al parque tecnológico de Zamudio, donde, una vez más, nos causará contrariedad la pobreza del avituallamiento. Nadie entendemos como una marcha de este prestigio y con tanta tradición "racanea" tanto con el tentenpié. 



          Continuamos la marcha sin  detenernos demasiado. Atravesamos el parque dirección Derio. Nos espera la cota de Artebakarra. Justo cuando cogemos la carretera vieja de Mungia, en Derio, me fijo por si estuviera por allí Vero. No tengo suerte. Al contrario que Alex, como nos contó después en la jamada. Como era previsible y siempre me ocurre en mayor o menor medida después de un parón, la subida siguiente se me atraganta. Veo a lo lejos a los tres. Unos 100 metros me sacan. Me costó un buen rato atraparles y eso fué porque pararon a esperar. De lo contrario...

          Nos dejamos caer dirección Mungia. El tiempo sigue aguantando. Es recurrente todos los años que hay un grupo que comparte ritmo contigo, probablemente más de uno. Este año me llama la atención el grupo de "La Marimorena". En más de media docena de ocasiones coincido con ellos en diferentes puntos del recorrido. Llego a Mungia y justo antes de salir (si la memoria no me engaña) allí están los tres mosqueteros esperándome. Siento un escalofrío indescriptible. Emoción, agradecimiento, compañerismo, orgullo,... son sentimientos que se entremezclan. El año pasado, después de superar todos mis miedos de rodar en pelotón, me prometí que al año siguiente vendría mejor preparado y subiría El Vivero. En la euforia de haberla terminado incluso le propuse a Oskar volver a Lagos...  No podrá ser. El Vivero hoy completamente descartado. Lagos... veremos como se nos da Abril.

          Ángel comenta en varias ocasiones sus dudas sobre subir o no El VIvero hoy. Raúl es un clásico. Incontables las Bilbao que lleva en su zurrón. Enemigo de cualquier otra marcha. No hay dios que le convenza para participar en Lagos o Iñigo Cuesta... Hacemos camino buscando el ascenso a Gerekiz. Único momento del día que un sirimiri muy fino intenta penetrar en nuestra piel. Carretera peligrosa. Muchísimos ciclistas. 






                   En la aproximación a Gerekiz se forma un tapón importante que me separa de los tres que van por delante. Cuando la visibilidad lo permite adelanto el mencionado tapón con el tiempo justo de alcanzar a verles al inicio de la ascensión a Gerekiz. Pongo marcheta. Ritmo cansino que me permitirá alcanzar la cota de Gerekiz primero y la de Morga después. Sufro. Sufro demasiado. Así y todo se me hace corto. En la pequeña bajada de Gerekiz para iniciar Morga les veo en la ladera de enfrente, por lo menos eso me parece. Oskar me lo confirmaría después. 





                  Nunca he subido tan despacio Morga. Al menos desde que tengo registros de Strava, allá por 2013. Ni siquiera cuando la hice conlademonte con las ruedas lisas. Bueno, realmente, nada que me pille por sorpresa. Así que poliki-poliki hasta coronar. Raúl y Oskar están esperando. Ángel ha ido haciendo camino. Después nos enteramos que subió El Vivero. Necesito comer una barrita les digo. Hay que comer antes de subir, me sermonea Oskar. 

         Reemprendemos el camino con precaución. El suelo está mojado y conviene no arriesgar. Nos espera una larga bajada hacia Larrabetzu. $ km propiamente de descenso del puerto y luego terreno favorable prácticamente hasta Bilbao.







             Y después de la bajada toca pedalear duro para intentar cazar a Raúl y Oskar, que se me han vuelto a escapar en el descenso. Es que soy muy cagón... Aprieto fuerte para cogerles antes de llegar a la autovía. Una vez allí sería muy difícil por no decir imposible.

          En un estado de forma aceptable es de los tramos del recorrido en que más disfruto. Con el calentón que me estoy pegando para cogerles creo que no voy a poder subirme a ningún tren. Cojo a mis cuidadores e intentamos coger un grupo que vaya a un ritmo alegre pero que no nos funda. Otros años son los semáforos en rojo que nos detienen y me ayudan a coger aire para poder seguir pedaleando a fuego. Este año, a pesar de que la velocidad del grupo en el que vamos es menor, estoy a punto de rendirme en 3 ocasiones. Ninguna parada que me ayude durante el acercamiento al Col de la Basilique. Vemos el desvío hacia El Vivero abierto. A ver si algún año me atrevo... 

          La subida a Begoña se agarra. Veo que Oskar y Raúl suben fácil. Cuando cumbreamos y antes de pasar los túneles Oskar me anima: Venga Natxete, que ya está... Sólo queda apretar un par de veces. Gastar las últimas pedaladas de energía antes de entrar en meta. Disfruto como un enano de estos dos esfuerzos y nos dejamos caer por el Puente La Salve hacia la plaza elíptica. Otro año más prueba superada. Intentamos entrar los tres juntos. y nos bajamos de la bizi para recoger el obsequio repartido por los voluntarios. Un par de Coca colas nos ayudarán a recuperar mientras esperamos en la esquina de lo que hoy es Zara y hace muchísimos años la Caja de ahorros municipal de Bilbao. 










          Después de esperar unos 10 minutos y no teniendo claro lo que podrían tardar Ángel y Álex nos montamos en nuestras bizis para volver a casa. Oskar escribe en el grupo para que todo el mundo sepa que arreamos. Al poco responde el Marqués que está ya en el pueblo. Ha hecho, junto a Eneko, la corta de 85 km. La salida de Bilbao siempre es caótica, más este año que hay obras por todos los lados. Sagrado Corazón, Olaveaga, Zorroza, Burtzeña, Baraka y por la depuradora de Galindo a casita. Solo queda una gratificante ducha y unos potes antes de degustar una más que bien merecida txuleta. Oskar, Raúl, Álex y yo somos los que degustaremos tan delicioso manjar. 

          Como no puede ser de otra manera y entre risas, bromas, anécdotas y algún que otro jariguay nos dan las tantas. Momento en el que nos despedimos no sin antes ratificar lo bien que lo hemos pasado una vez más. Ánimo txabaleria, la Bilbaobilbao 2024 nos espera