domingo, 4 de mayo de 2014

II PEDALES DE HIERRO (2014)

          7:30 horas. No suena el despertador y ya estoy despierto. Nervios, muchos nervios. Hoy es un día especial, diría más, hoy es El Día. Dentro de hora y media dará comienzo la segunda edición de la Pedales de Hierro. Me levanto, es temprano pero no aguanto más en la cama. Sol, mucho sol, cielo azul. Por otro lado 7 grados. Culotte corto y chaqueta primavera. El speaker empieza con las pruebas de sonido, ya no callará en todo el día. Casi 600 personas nos reuniremos hoy para disfrutar de un extraordinario día  de BTT. Las inscripciones se agotaron en horas. La marcha del año pasado superó todas las previsiones y la expectación este año es enorme. Cuando ya voy a salir con la bici para reunirme a las 8.30 horas con Iñaki, Ángel, Ibon, Jon y Jose (amigo de Jon) me doy cuenta que el telefono móvil se ha quedado en casa, nervios. Son las 8.40 horas cuando les localizo cerca de la linea de salida. Ahora solo queda esperar, la compañía ayuda a templar el nerviosismo. El sol todavía no calienta.
Día esplendido
Segunda martxa, segunda participación

           Siempre se agradece empezar una martxa cuesta abajo. Pasan unos pocos minutos de las 9.00 cuando pasamos bajo la pancarta de salida animados por la estridente voz del speaker, ¡que bien que él no viene!. Vamos tomando posiciones poco a poco en un ambiente extraordinario de ciclismo. Sorpresa al pasar bajo el balcón de mi casa con Nata sacando fotos. ¿quien tiene el privilegio de que una prueba de estas características pase bajo el balcón de su casa? Espero que pasen muchos años antes de que vea la prueba desde esta atalaya.
Haciendo tiempo, quizás demasiado atrás

Fiesta de la bizi en Trapaga

Va por ti 
          Ascendiendo por 1º de Mayo vamos recuperando alguna posición ocupando los huecos libres que vemos delante nuestro. A la altura de José Rufino Olaso saludo a Garazi (voluntaria). No llevamos 15 minutos de pedaleo cuando abandonamos el asfalto para tomar la pista que nos llevará a nuestro conocidísimo Pirulí. Aquí a Jon le parece que el ritmo no es lo suficientemente vivo y le conmina a Ibon para que vaya adelantando al personal. Esto hace que, debido a la gran cantidad de bikers, subamos un poco desperdigados alcanzándonos unas veces y soltándonos otras debido a tapones, caídas, perdidas de equilibrio, ... Consigo aguantar el ritmo hasta poco antes del tramo final, aqui veo que voy altísimo de pulsaciones y a pesar de los esfuerzos de Jon para que le siguiera decido regular porque si no... Justo antes del último tramo asfaltado antes de alcanzar el Pirulí nos sorprende la exhibición de ... ¡Barrenadores! Sí, y no serán los últimos que veamos en el día de hoy.
Pirmeras pedaladas

Barrenadores subiendo al Pirulí

Segundo tramo de asfalto
          Es justo inmediatamente después del Pirulí, tras un descenso difícil (hoy de risa comparado con lo que nos espera) donde se encuentra el primer avituallamiento. Decido no parar y me pierdo la ocasión de saludar a Iñigo que al final se ha presentado con la intención de hacer la corta. En el descenso a los pozos Jon nos da una clase magistral y realiza un descenso perfectamente controlado que nos deja a todos boquiabiertos. Iñaki que baja andando detrás mio no se ha atrevido hoy, demasiado tráfico, y creo que a Ibon le ha pasado lo mismo. Ángel y yo lo teníamos claro de antes... ¡andando! Las vistas, no me cansaré de repetirlo, son insuperables. Me imagino lo que deben de alucinar todos los que no conozcan la zona. Si nos sorprende a nosotros que lo vemos con asiduidad ¡como no va a sorprender a tanto foráneo! Y este año además, no hay niebla.
Jon saliendo de una zona de habilidad extrema en La Arboleda
Ascendiendo al Centro de Interpretación

Barrenadores, pasado minero, presente deportivo
          El paso entre los pozos, por el medio del área recreativa nos sitúa a los pies del poblado minero de La Arboleda. Todavía aquí la aglomeración de btteros hace que más de uno no pueda evitar poner pie a tierra en la técnica ascensión al núcleo urbano. Otra vez asfalto, que pasando frente al bar de Txano y dejando el frontón a la derecha bordea, atravesando la ubicación exacta del antiguo Hospital minero, el campo de golf por una pista agradable de grijo que, cuando llevamos 1:20 de recorrido gira abruptamente a la izquierda por una rota y complicada ruta que nos dejará, tras cruzar un paso canadiense, en una hormigonada pista que nos llevará hasta el centro de interpretación de Peñas Negras. Lugar donde está ubicado el taller de asistencia mecánica de Bicicletas Bizkaia y el segundo punto de avituallamiento líquido y primero de sólidos. Aquí se impone la parada, rápida para no quedarnos fríos. Esta será la última vez en todo el recorrido que veré, mejor oiré, a Iñaki que estaba detrás mío en el avituallamiento y al que pegué un empujón al retirarme con mi vaso de Coca-Cola. A Jon no le vemos, nos dijo luego Iñaki que decidió no parar. Así Ibón, Ángel y yo reanudamos la martxa dando por hecho que Iñaki ha salido ya. 

         Es en este punto donde se separan las dos martxas, la corta y la larga. La corta comienza, por decirlo de alguna manera, el regreso y la larga continúa hacia adelante, hacia arriba, hacia La Rasa. Cuando abandonamos la pista que nos llevaría a Ganeran y torcemos a la derecha por el camino que nos lleva hacia La Cueva de La magdalena me doy cuenta porqué tan pocas veces escogemos este itinerario en nuestras salidas dominicales. Tramo duro, inclinado, muy inclinado, gravilla, piedra suelta, factores que obligan a realizar un esfuerzo extraordinario para mantener la verticalidad en nuestras bicicletas. Han sido tan solo 5 minutos. Pero ya son varios de estos momentos intensos a lo largo de la martxa. Terminaré pagándolo. 

          ¡Que diferencia con el año pasado!, esto era una pista de patinaje. Bordeamos Pico Ventana hasta llegar a la fuente Maceo para, otra vez con habilidad y "patas" superar los escalones de piedra que nos separan del collado desde el que podemos apreciar La Rasa a la izquierda, Pico Pastores y Alta Galdames de frente y un poco a nuestra derecha Peña San Juan. Nos tiramos en dirección al Sauco por una bajada con mucha piedra suelta. ¡Otra exhibición de barrenadores! Salvando otro desnivel técnico llegamos al antiguo centro de explotación minera donde todavía permanecen en pie las oficinas de la compañía (mucha gente lo confunde con el Hospital Minero). Pasamos por un desfiladero, dejamos a la derecha el descenso a la Cueva y ascendiendo por otros  dos tramos de escalones empedrados encaminarnos hacia el arco de piedra natural. Es en este tramo empedrado donde veo a Jon avituallándose. No volveré a verle hasta mucho después. Ibon se ha ido por delante y tengo a Ángel ahí cerquita. En el arco de piedra enlazo con él y haremos juntos un cacho largo de recorrido. Me enorgullece contar que hasta aquí solamente he puesto el pie en el suelo en la bajada a los pozos. Esto hará que pagué el esfuerzo más adelante.

          Y nos toca atravesar, desde mi punto de vista, una de las zonas de más disfrute de todo el recorrido, suaves pendientes, pistas antiguas completamente tapizadas de hierba, sombras y sol a ratos, arroyos que cruzan nuestro paso, ... Salimos al collado La Brena, que separa el Pico Mayor del Pico Menor para volvernos a internar por antiguas pistas con la finalidad de bordear el Pico Menor, llegar a la pista que conduce a La Elvira y, girando a la izquierda llegar al collado de Gromeran. Aquí a la derecha bordeamos Ganeran (lo dejamos a la derecha) por una pista con unas vistas asombrosas sobre el pantano de Loyola, La Gorriga, Mendibil, ... Cuando vamos a terminar de bordear Ganeran le aviso a Ángel que voy a parar a comer una barrita. Nos faltan unos 5 ó 6 kilometros hasta el próximo avituallamiento y ya no encuentra uno el momento de repostar en terreno tan complicado. Así que recuerdo la instantánea del año pasado en este mismo lugar. Música de fondo... Más barrenadores justo en el borde del descenso que nos lleva al collado Mustariaga (Gasteran)
El año pasado aquí nieve, vaya diferencia de día
          Y toca enfrentarse a la zona que más temo de todo el recorrido. Por dificultad, por desnivel, por desconocimiento, por deslizamiento, por torpe, por agotamiento muscular... ¿sigo?. Han cambiado el punto de acceso a la primera trialera, me descoloca y sin la referencia visual de nadie desmonto y hago esta primera trialera a pie. Enseguida me uno a más que como yo se lo piensan antes de "tirarse" hacia abajo. Va a resultar que esto es como la tónica, porque según van pasando las trialeras me sorprendo de mi "pericia" y ya no me parece todo tan duro. Al final va a terminar gustándome. Lo que está claro es que esto puede llegar a enganchar cuando coges algo de habilidad. No digo que sea mi caso... pero al tiempo.

          Son 5 kilómetros de sendas escondidas, de ascensos, de descensos, de trialeras,  de pinos, ... todo ello con un denominador común: EL BARRO. Un barro que se pega a nuestras monturas y que hace que pedalear suponga un gran esfuerzo. Al igual que el año pasado es el lugar en el que aparecen los primeros calambres. En el último arroyo antes de llegar al punto de avituallamiento veo a Ángel y practicamente llegamos juntos a repostar. Aquí nos encontramos con Ibon que ha llegado poco antes, creo.
Ibon en el último avituallamiento de sólidos del día

Ángel en el mismo punto. Al final de cinco kilometros durísimos

Imposible, por más que lo intento el barrigón es protagonista. La próxima... "fotochop       
          Aunque todavía bajo la penumbra y la espesura de la zona conocida como El Tojo, lo más complicado ha quedado atrás. Más o menos 20 minutos de pedaleo harán que lleguemos al extremo oeste del pantano de Loyola, regresando al asfalto para aproximarnos a La Gorriga. En este lugar, a pie del cuestón, la organización ha puesto a disposición de los btteros un par de voluntarios que con pistolas de agua a presión aligerarán de barro nuestras bizis.  Por el antiguo trazado minero de la Luchana Mining disfrutamos de nuevo de paisajes excepcionales. El final de este itinerario ferroviario nos deja a los pies del Mendibil, bajo el Piruli donde comenzará mi agonía en el día de hoy. Tanto Ibón como Ángel han tirado hacia adelante y aunque a Ángel "le tengo ahí" ya no les veré hasta Meta. Cuando giramos a la izquierda para iniciar el ascenso la pista está difícil, complicada, con piedra suelta durante un tramo de unos 100 metros. Tras superar lo más duro mis cansadas piernas dicen basta. Me bajo a estirar pero es imposible, cuando estiro cuádriceps se me suben los biceps femorales, y si hago al revés ocurre lo contrario. Tengo que tomar una decisión. ¿abandonar? Ni pensarlo. ¿Atajo? No, este año no. El año pasado el mal tiempo, lo tarde que era, ... Pues a andar hasta el avituallamiento. Solo quedan dos ascensiones. Hasta el avituallamiento y un poco más adelante hasta la maquinaria. Así que ... a andar. Cuando llego al asfalto intento pedalear pero es imposible, se me sube todo.

          
Entorno espectacular, paisaje bucólico, ... sí aquí, en Trapaga


Antiguo trazado de ferrocarril minero

Continuación del trazado

        Al final del tramo asfaltado camino del Pirulí me alcanza Jon que viene de atrás hacia adelante recogiendo cadáveres como el mío. Nos saludamos y otro al que no veré hasta la Meta. Reanudo el pedaleo poco antes de llegar al avituallamiento de Mendibil y me detengo a repostar .... ¡ azucar!. Parada breve otra vez pero reconfortante. Continúo sin forzar nada y cuando llego al inicio de la última ascensión vuelvo a desmontar para caminar hasta la maquinaria. Ahora ya no valen excusas, todo es para abajo. Bordeo el terraplen junto a la maquinaria para descender hacia Barrionuevo de Parkotxa y aquí me encuentro con otra sorpresa de la organización, en vez de hacia La Reineta nos dirijimos Al Tope. Cojemos una pista preciosa que alguna vez de crío he debido conocer y que volveré a repetir. Árboles caídos y bikers agotados muscularmente son los obstáculos que debo evitar en este tramo desconocido para mí. Alguna cuesta que no figuraba en mis planes hace que recuerde "con cariño" a la organización y me pone en disposición de enfrentarme a lo que yo creo que va a ser mi última trialera. Disfruto pensando que es la última cuando Javi  (voluntario) me recuerda que me queda una, me tranquiliza diciendo que es más fácil que la anterior... y para abajo.



            Pistas conocidas, me lanzo con la idea de disfrutar de la bajada. Atención, dos opciones: trialera o pista. Jajajajaja, ¿estamos tontos?  Pista, y además conocida. Nos aproximamos a la senda de La Hipica y dejo paso a un chaval que baja mucho mejor que yo para no estorbarle. Bajo la senda rápido, muy rápido (para lo que bajo yo, claro) siguiendo al chaval pero sin mirarle. No puedo apartar la vista del suelo es una temeridad. De repente la bici en el suelo y el biker en el hoyo de detrás, casi no me da tiempo a detenerme. Lo consigo por poco. No ha sido nada, un susto. Continúa delante mío hasta la bajada a Zaballa. Aquí nos reunimos más gente. Yo me bajo. Todo piedras. No quiero asumir riesgos. Salgo del atolladero andando y me exprimo en el tramo final por asfalto despues de cruzar la N-634 por debajo. Cuando faltan 50 metros para la llegada veo a Arrate y Nata que se han acercado a recibirme. Han transcurrido 4:45:26 cuando cruzo la pancarta de meta con los brazos en alto exultante de alegría. Allí me reúno con Ibon, Ángel y Jon que prácticamente acaban de llegar (6 minutos entre Ibon y yo). Iñaki (4:26:00) ya ha marchado a casa a ducharse. 


Asistencia mecánica, ¡vaya sorpresa!


Recibimiento excepcional. ¡Vaya lujo!
          La alubiada que nos espera es la justa recompensa al esfuerzo realizado. Las anécdotas de la jornada contadas por unos y otros amenizan la jamada. El broche final hubiese sido que alguno de nosotros hubiese sido afortunado en el sorteo de premios, no fue así. Nos quedamos con la satisfacción por la experiencia vivida en el día de hoy y que ninguno hayamos sufrido percances importantes. Desde aquí mi más sincera felicitación a la organización y a todos los voluntarios por el estupendo trabajo realizado.

Realmente el principal motivo para hacer la Martxa

Iñaki, el mejor entre nosotros, recibe de premio la segunda ración de alubias. 

Punto final para otra edición memorable